Esa es la frase que le soltó un figura a un guardia civil cuando apenas llevábamos un par de horas esperando uno de los autobuses que llevaban desde el Monsters Of Rock de Zaragoza a la Ciudad Maña. Y es que parece que la imprevisión ha gobernado muchísimos aspectos del que ahora mismo es “el festival heavy más grande de España”, según, entre otros, los prestigiosísimos noticiarios de Antena 3. Al menos, esa es la impresión que me llevo: que el festival se ha visto desbordado. En muchos aspectos se han limitado a repetir las infraestructuras del año pasado, en el que el festival sólo duró un día y tuvo una afluencia de público mucho menor. Así, el descampado habilitado como zona de acampada estaba abarrotadísima y tuviera que habilitar espacio adicional cerca de los descampados habilitados para aparcamiento. Nosotros sufrimos en nuestro propio pellejo otra imprevisión: la de los autobuses. El recinto del festival está a una buena distancia de Zaragoza y en principio, el Ayuntamiento había anunciado un servicio ininterrumpido de buses entre el Monsters Of Rock y el casco urbano. El problema fue que la frecuencia (uno cada 45/60 minutos) era insuficiente para poder atender a los miles de personas (y no exagero) que esperaban un bus que les acercase a sus casas u hoteles. Cuatro horas estuvimos sufriendo el frío que pelaba esperando a coger nuestro bus. Mientras la Guardia Civil intentaba poner orden en la cola, los responsables del transporte decidieron desviar autobuses de línea cuyos conductores tampoco tenían muy claro qué hacer ni dónde descargar el ganao. Por lo que parece, el segundo día la cosa anduvo mejor organizada, pero nosotros ya optamos por presionar a los conductores de la expedición para que llevasen sus coches (Punkö: ¡ídolo!, ¡guapetón!, ¡salao! =) ) Por otro lado, también parece que el primer día hubo un amotinamiento bastante serio con el cambio de entradas por pulseritas. Vamos, lo de siempre. Ah, y antes del concierto de Motörhead, el último, ya se había acabado la cocacola, el whisky… Pero no todo fue malo. El sonido por ejemplo, fue bastante correcto, los precios eran relativamente populares (2 euros la caña, 6 euros el mini de cerveza, 15 euros el mini de cubatazo), la zona de acampada tenía su propia barra, con precios aún más económicos, la gente seguía disfrutando con el “tunel de lavado heavy”, como el año pasado… Pero aún así, hay mucho que aprender del extranjero. No podía evitar comparar con el Sweden Rock y deprimirme un poquito. A ver si este Monster of Rock llega ya a su tercera edición y no muere después de un segundo intento como pasó con Metalmania o con Metalway.
En lo musical, cometimos el imperdonable error de perdernos a Megadeth, porque nos dijeron que fue un conciertazo. Pero es que nadie nos había advertido de que Zaragoza puede ser una ciudad tan caótica como Madrid. O al menos, con tantas obras. Blind Guardian dieron un concierto bastante divertido aunque siguen siendo sosos como ellos solos. Echamos de menos el espectacular despliegue escénico de Motörhead, aunque Lemmy sigue siendo una fiera de escenario arropada por un grupo compacto y potente. Dream Theater me aburrieron al quinto tema y Slayer, al tercero. Recordaba a la banda de Kerry King con un sonido más espectacular cuando les vi en aquel primer Metalway (5 años hace ya, ¡cómo pasa el tiempo!), se ve que ya no me impresiono con tanta facilidad. Pero vamos, que fuimos a lo que fuimos, que era a que el “fucking prince of darkness” nos dijese que nos quería a todos. Sólo Ozzy es capaz de empezar un concierto coreando el “oe, oe, oe, oe, oee” después de crear ambiente con el “Carmina Burana”. Eché de menos muchos clásicos (¿¿dónde está ese “Crazy Train”??) pero aún así, fue un show divertido. Otra cosa más que puedo tachar de mi Lista de Cosas Que Hacer Antes de Morirme (LCQHAM).
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